Siempre decimos que el vino sos vos, el día que tuviste y con quien lo bebiste. También -y obvio- el vino es quién lo hizo, con qué, cómo y dónde. Visitar los lugares de donde sale la botella que te gusta tal vez te sirva para terminar de entender porqué un vino es tan genial para vos o, por el contrario, no vibra con tu gusto.
En esta entrada te voy a contar de distintas opciones raras que hay en el mundo para que visitar zonas vitivinícolas sea mucho más que solo visitar bodegas -aunque eso en sí mismo ya es una experiencia. Reconocer el olor de una sala de barricas, ver como los viñedos cambian con cada época del año, hablar con enólogos, ver un racimo de tu cepa favorita colgando de la vid -cada variedad tiene su forma, color y volúmen, es el primer paso para enamorarte del enoturismo, el segundo es el que viene en las siguientes líneas, participar de una cosecha, vivir experiencias que solo ocurren cuando hay un vino de por medio.
Hágase la luz
Arranco por Colomé porque Vino Argentino, bebida nacional y porque AMO ese museo… Vamos por partes. La bodega Colomé que durante años fue la de mayor altitud del mundo está ubicada en Molinos, Salta. Aunque eso no te diga mucho porque todo el mundo conoce Cafayate, me parece una experiencia en sí misma llegar a la bodega y saber, la próxima vez que descorches un vino salteño, todo lo que esa botella tuvo que atravesar para llegar a vos.
Pero si el vino, la aventura, los paisajes y la anécdota no fuera suficiente, también tenés que ir a Colomé por el Museo de la Luz. Hay muchas bodegas con muchos museos en el mundo pero ninguno como éste. Es único en el mundo y está dedicado al artista James Turrell que trabaja el espacio y la luz. Si vas a Salta reservate un día entero para llegar hasta Molinos porque te juro ¡que vale todo!
Te dejo un video para que te des solo una pequeñita idea de qué es ese “vale todo”
Wine & shark (encontrá más info acá)
Sudáfrica es muy famosa por sus safaris y sus vinos (especialmente por el bello Sauvignon blanc) y ¿¡qué mejor que combinar ambos?!… Si viajas con alguien que no es fan como vos de los vinos y prefiere la aventura, este tour de día entero es para ustedes porque tiene la vorágine del mar y la calma de las uvas que arranca temprano a la mañana cuando te pasan a buscar, te llevan a Seal Island para encontrar al temible tiburón blanco y cuando te pegaste el susto de tu vida te suben a una camioneta para ir a la zona de viñedos en las montañas de Constantiaberg para visitar una de las siete bodegas del área.
Vale aclarar que no garantizan que los tiburones se pueden ver y este tour/safari solo se realiza entre febrero y septiembre.
Wine and dive
Esta experiencia en la bodega Endivo también tiene agua en el horizonte pero acá se puede decir que es enoturismo propiamente dicho porque la idea de esta bodega del mar adriático es que te calces los tanques de oxígeno y te sumerjas en las profundidades donde tienen sumergidas a 14mt de profundidad ánforas y botellas Navis Misterium (misterios del mar)
Napa Valley merece una entrada aparte pero como no lo voy a hacer (por ahora) te hago un resumen acá…
Wine train: si tenés poco tiempo y querés ver mucho, el tren del vino es muy genial porque recorres varios viñedos, paseas en un tren antiguo y te podés sentir de la realeza comiendo en su señorial restaurant abordo -donde, dicho sea de paso, ¡probé el mejor creme brulé de mi vida!
En una vías que datan de 1864, tenes mil opciones para elegir y, aunque es medio careli -arranca en U$S180- siempre incluye comida, el viaje en tren entre viñedos y visita a alguna bodega.
Jarvis Caves: en el mundo hay muchas cuevas pero pocas como ésta. En San Juan había una champañera -Cavas de Zonda- increíble en una cueva que cerró y lloro porque más gente no pudo conocerla pero era maravillosa. A diferencia de otras que se usan solamente para criar el vino en barrica, en esta bodega todo lo que hace a la creación del vino ocurre bajo tierra.
Son 4200 m2 de cuevas adentro de la Vaca Mountains
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