Defino primero sake y después vamos a lo que hace a esta entrada… ya vendrá la historia de esta bebida y cómo se ingiere pero, por ahora, nos limitamos a los barriles de sake en los templos, o shrines.
酒,o sake significa bebida alcohólica. En Occidente adoptamos ese término tan genérico para denominar al vino de arroz que en Japón llaman nihonshu (日本酒). Nosotros nos vamos a referir exclusivamente al alcohol de arroz, sus barriles (kazaridaru) y la unión espiritual con los dioses.
Visitar Japón es un viaje que explora los distintos sentidos y niveles de consciencia del ser humano. Uno puede quedarse en el frenesí tecnológico, adentrarse en la cultura milenaria y sus tradiciones, deleitar el paladar con comidas sabrosamente complejas, encontrar paz en los templos -budistas y sintoistas. También se puede hacer un poco de todo eso y descubrir cómo se van entrelazando cada uno de esos mundos tan distintos y apasionantes.
Los japoneses tienen muchos rituales y son extremadamente religiosos, incluyendo los que no creen en nada. Tan solo la reverencia con la que saludan es muestra de ello. Todo tiene significado, oculto u obvio, cada color significa algo, cada posición o movimiento.
También son agradecidos.
Arigató gozaimazu es uno de los sonidos que más se escucha y es una de las 7 formas que tienen de agradecer. Hasta cuando te hacen un favor como guiarte en el subte se despiden diciendo gracias.
Y con el sake y sus barriles no podía ser distinto.
Lo que viene es denso. Lo se. Lleno de información, datos, palabras y vericuetos. Eso mismo es Japón, no denso per sé pero sí es mucho porque, como te comentaba, todo tiene un significado, un ritual, una forma. Nada es porque sí.
Los barriles de sake son de madera envueltos en paja y anudados con cuerdas llamados komodaru.
Una parte importante del barril es la tapa de madera o Kagami cuya forma es símbolo de armonía. Al romperla lo que se busca es una apertura de la armonía y la buena fortuna.
Video de cómo se abrir los barriles.
Kagami-biraki es el nombre que recibe la ceremonia de abrir un barril de sake. Con un mazo de madera se golpea y rompe la tapa y se sirve el líquido a todos los presentes para repartir la buena fortuna con un cucharón de madera. Este ritual es lo que en Occidente reconocemos como cortar una cinta inaugural o romper una botella sobre el casco de un barco.
Y suele hacerse no solo para inaugurar un evento o espacio sino también cuando se muda a un nuevo hogar, en un casamiento y hasta en año nuevo para pedirle a los dioses que llene de buena salud y fortuna cada momento, todo el tiempo. El sake que se utiliza para esto se llama iwai-zake que significa literalmente “Sake de celebración”. El de año nuevo se llama toso, que es similar al iwai-zake pero al que se agrega tososan, un polvo medicinal.
Cuando los barriles están en la entrada de un templo se encuentran vacíos de líquido y se llaman kazaridaru o barriles decorativos. Y si bien no contienen nada físico adentro, desde el punto de vista espiritual están colmados porque el sake siempre ha sido la forma en que dioses y humanos se unen.
En las escrituras más antiguas de Japón, la palabra para definir sake era miki utilizando caracteres que representaban a “Dios” y “vino”. En algunos festivales religiosos se daba de beber vino de arroz para sentirse más felices y cerca de Dios. NdR: esto lo vemos en muchas culturas, acá te cuento cómo se emborrachaban religiosamente con el clericot. En la actualidad beber una copa de sake sigue siendo un acto de oración simbólico de unión con los dioses, aunque la palabra miki quedó reservada al sake utilizado en los ritos y festivales del sintoísmo.
Desde épocas inmemoriales existe una relación simbiótica entre los productores de sake y los templos sintoistas porque, como en el catolicismo usan el vino de misa, hay ritos específicos que requieren de sake para pedirle a los dioses prosperidad, Y para obtener esa prosperidad los productores donan las infusiones (conocidas como grog, una mezcla de agua con vino de arroz) que los templos necesitan durante el año.
Los más pequeños reciben su miki de los productores locales -hay casi 2.000 en todo el país. Es una industria muy regulada desde el SXVIII, incluso no existen sakes caseros porque está prohibido, y solo hay cuatro templos que producen su propio vino de arroz y otros 40 que pueden hacer doburoku, vino de arroz no refinado. A su vez, hay dos templos que reciben de productores de todo el país. El Meji Jingu del Yoyogi Park que yo visité y que rinde homenaje al Emperador Meiji y a su mujer y el Ise Jingu dedicado a la diosa sol llamada Amaterasu. Para poder administrar tanto flujo de producto se creó un comité especial, una palabra para denominarlo (shuzokeishinkai) y que trabaja exclusivamente en organizar los barriles.
Y como todo en Japón, lo que importa es el kimochi, el gesto. No es encesario que se entregue al templo un barril lleno, se puede dar solo una botella o incluso un barril vacío para exhibir. Y esto también demuestra algo fundamental de la religión originaria de Japón: los dioses no piden más de lo que cada uno puede dar y la gente muestra respeto al mundo evitando generar desperdicios.
Estos barriles recibidos se pueden mostrar de varias maneras: ya sea apilados y unidos por cuerdas o en grandes exhibidores de madera y los templos más pequeñitos simplemente los ponen al lado del torii, el arco que indica el ingreso al espacio sagrado.
Y tanto hablar de los barriles te cuento que los komodaru fueron creados en el período Edo que fue desde 1603 hasta 1868. Y hoy se pueden conseguir de distintos tamaños. El original servía para transportar 72 litros y si querés tener uno grande pero te parece mucha cantidad, podés pedir uno de 18l con falso fondo.
Pero tanto hinchar y repetir “barril de sake” para terminar agregando que no es que el líquido permanece en él por mucho tiempo porque se impregnaría del gusto y sabor a madera. La guarda se hace en tanques de acero inoxidable y se colocan en los barriles un par de días antes del festival o la fecha especial.
Video de cómo hacer un barril del modo tradicional